Los avances tecnológicos en el sector de vehículos industriales han posibilitado idear sistemas cada vez más eficientes y avanzados.
La suspensión es una parte fundamental en todo vehículo pesado, posibilitando un mayor confort y seguridad en el manejo. Además, proporciona estabilidad al absorber las variaciones en los diferentes tipos de calzadas y gran parte de la fuerza centrífuga que se produce al cambiar de dirección, al tomar curvas, etc.
La suspensión neumática
El funcionamiento de este tipo de suspensión se basa en el uso de aire comprimido en cámaras que se localizan entre el eje y el chasis del vehículo y que son las que finalmente absorben las irregularidades del terreno evitando que se trasladen al interior del vehículo.
El sistema de suspensión neumática es hoy por hoy el más utilizado en vehículos industriales, como camiones y vehículos de carga (remolques, semirremolques y autobuses) por diversas razones:
- Aporta un mayor confort a la hora conducir
- Ofrece una mayor seguridad para la carga, ya que este tipo de suspensión se adapta muy bien a las irregularidades de la carretera absorbiendo estas variaciones y aislando muy bien la carga (se reduce la vibración en el interior)
- Permite un mayor control en la frenada, por lo que mejora la seguridad de la carga.
- A reducirse el impacto sobre la carretera, ayuda a la mejor conservación de la infraestructura
La suspensión mecánica
Después de la neumática, la suspensión mecánica es la más habitual para los vehículos industriales.
En lugar de aire comprimido, emplea elementos mecánicos para contrarrestar las irregularidades de la carretera.
Las partes principales en un sistema de suspensión mecánica son:
Ballestas
son el elemento principal en estos sistemas, y son los responsables de suavizar el golpe que producen las irregularidades sobre el chasis.
Amortiguador
es el encargado de que el movimiento que transmite la ballesta al absorber las irregularidades, no incida sobre la estabilidad y agarre de los neumáticos.
Barra Estabilizadora
su función es la de estabilizar el eje longitudinal del vehículo para evitar el balanceo en todas aquellas circunstancias en las que pueda darse un desequilibrio en la parte externa de los ejes, como es el caso de las frenadas, las curvas o cuando existe un bache pronunciado en la calzada.